En este anuncio
publicitario vemos dos mujeres jóvenes que aunque a primera vista parece que
están esnifando cocaína por la propia acción y por el rostro demacrado de las
mismas, lo cierto es que están simulando que esnifan un vestido.
Para realizar un
correcto análisis de esta imagen publicitaria vamos a intentar responder a
cinco aspectos clave que nos permitan adentrarnos en el contenido de este
anuncio y clarificar lo que aquí se expone:
La primera pregunta que
debemos considerar al analizar cualquier mensaje publicitario (una vez que
hemos echado un vistazo general al conjunto del anuncio) es el autor último del mensaje, la entidad o
persona que va a lucrarse del mismo. En este caso, se trata de “Sysley” una conocida
marca de ropa tanto para mujer como para hombre que con este anuncio tiene una intención claramente económica. De
hecho, la propia entidad reconoce que gran parte del éxito de la marca es
debido a sus campañas publicitarias; y aquí tenemos un ejemplo de ello.
Pero, ¿cómo hacen para
llamar la atención del cliente? ¿Qué técnicas
creativas emplean para que el éxito de la marca tenga parte de su causa en
la publicidad?
En este anuncio juega
un papel muy importante el color y la iluminación del siguiente modo: En la
ilustración predominan los tonos oscuros: el fondo, la mesa, los vestidos de
las mujeres, sus uñas y ojos, etc. que se contraponen con el color del vestido
que esnifan, centrando la atención del espectador en el mismo (localizado en
los dos puntos inferiores), que “curiosamente” tiene el mismo color que el eslogan de la marca, el cual aparece en los dos puntos superiores.
De este modo,
la iluminación recae sobre el vestido y sobre las mujeres, en especial sobre el
brazo de una de ellas que nos lleva hacia la acción principal donde se recoge
la acción publicitaria y creativa. Además incluyen otro tipo de detalles que
nos pueden pasar más desapercibidos como son la tarjeta de crédito y el reflejo
más cálido de las chicas en la mesa negra.
El problema que puede generar este anuncio es que se puede interpretar de múltiples maneras que desde luego no desea la marca: La interpretación que pretende que haga el cliente es que los productos que venden son de tan alta calidad que las mujeres sienten una alta adicción por los mismos como afirma el texto: “Fashion Junkie”, representando indirectamente un determinado estilo de vida y unos valores; lo que algunos podrían considerar como una estimulación a la ingesta de drogas por parte de los jóvenes.
Buenas tardes Carla,
ResponderEliminarTu visión del anuncio está ya influenciada por la marca, y es de lo que este publicista vive. Me explico: yo soy diseñador y al crear una imagen que enganche a una persona cuentas tan solo con un poco más de un segundo de su atención (imagínate buscando imágenes en google. No pasa de 1 segundo por imagen como mucho)
Los aspectos estéticos que has mencionado son correctos, pero a medias: efectívamente se ven dos mujeres adictas a los vestidos.
Mi análisis:
1- Toda adicción es no mala, sino malísima.
2- La adicción elegida para el ejemplo es MORTAL de necesidad.
3- Si pensamos que esnifan el vestido, es decir si pensamos que la ropa de esa marca les provoca ese aspecto de enfermas terminales, esos cuerpos muy por debajo del peso recomendado para mantener la salud, esa mirada ida absolutamente, que poca capacidad intelectual muestra en ese momento, y que ante una crisis económica estarían abocadas a la ruina propia y la de sus seres cercanos, como es común en las adicciones, pues chica yo jamás permitiría ni escuchar que van a publicitarme así.
4- La publicidad se ve y no se interpreta en el instante. Si esta marca fuera desconocida y por supuesto el publicista, esto no habría salido a la luz.
5- El comentar positívamente este anuncio demuestra ser una víctima perfecta para cualquier publicista, y lo digo con todos los respetos, pues muy pocos quedamos que exijamos una publicidad más inteligente, y me refiero a publicidad que no ayude a que una gran empresa hunda, pise o se ría de valores o problemas que para algunos de esta sociedad son terribles.
Un saludo
Ignacio